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La procesionaria es una especie de oruga que se encuentra en muchas regiones de España. A pesar de su aspecto inofensivo, es en realidad extremadamente peligrosa, especialmente para las mascotas.

La procesionaria se convierte en una mariposa nocturna durante los meses de verano, pero en su fase larvaria, que es cuando suele causar más problemas, se mueve en grupos en forma de procesión, de ahí su nombre. Estas orugas tienen pelos urticantes que contienen una sustancia tóxica llamada thaumetopoeina, que puede provocar reacciones alérgicas graves en perros y gatos.

Los síntomas de una intoxicación por la procesionaria pueden incluir hinchazón de la lengua, la garganta y la boca, dificultad para respirar, vómitos, diarrea y, en casos graves, incluso la muerte. Es importante que los propietarios de mascotas estén alerta a los signos de intoxicación y busquen atención veterinaria de inmediato si sospechan que su mascota ha entrado en contacto con la procesionaria.

Esta oruga se encuentra comúnmente en los pinos y cedros, por lo que es importante que mantengas a tu mascota alejada de estas áreas, especialmente durante la temporada de procesionaria, que suele ser entre los meses de febrero y abril. Si no puedes evitar que tu mascota se acerque a estas áreas, es recomendable utilizar una correa para controlar sus movimientos.

En resumen, la procesionaria es una amenaza grave para las mascotas, pero con precaución y atención, los propietarios pueden proteger a sus compañeros peludos de los peligros de esta oruga tóxica.

 

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La procesionaria, la oruga tóxica